Doce canciones sobre el hambre, el deseo y la vida en manada. Un disco grabado en una casa de campo de Montevideo rural, cocinado a fuego lento para compartir el hambre como se comparte el pan.
>> Hambre también estará a la venta en todas las disquerías a partir del mes de marzo de 2019 en formato cd, vinilo y cassette. Edita Little Butterfly Records.
Grabado en Cuchilla Pereira (Montevideo, Uruguay) en la casa de Andrés por Juan Lauz y Emilio Ferraro con el estudio móvil de Peloloco entre mayo y setiembre de 2018, de luna llena a luna llena.
Mezclado y masterizado por Álvaro «Mono» Reyes en Estudio DoReis.
Producido por Eté & Los Problems.
Sobre HAMBRE:
Por Gonzalo Miguel Curbelo – Tussi.
«Un compositor que debuta con un disco llamado Malditos Banquetes, (2007) para llegar una década más tarde a otro disco llamado Hambre, y cuyo tema difusión pregunta insistentemente en el estribillo, «¿querés comer?», parecería que más que inspiración tiene trastornos alimenticios. Pero cualquiera que lo haya seguido en los dos discos intermedios -Vil (2011) y El Éxodo (2014)-, sabe que más que un estómago vacío (o además de este), el trabajo de Ernesto Tabárez está marcado por una conceptualidad lírica y musical que recurre a distintas variables e imagines de dos o tres temas recurrentes y obsesivos que crecen y se desarrollan alrededor de una constante interrogación a sí mismo. Ernesto no cuenta historias, se plantea preguntas y ensaya respuestas, y es lo que ha venido haciendo y perfeccionando desde hace más de una década hasta llegar a este Hambre, un disco atravesado por las figura de la necesidad de una reformulación personal a partir de la revitalización de los elementos preexistentes. Es decir, esa paradoja de la continuidad del cambio, de seguir haciendo lo mismo para mantenerse nuevo.
Más asimétrico, expansivo y arriesgado que los anteriores -pero a la vez muy similar a ellos- Hambre es un disco de rock sobre lobos simbólicos, refundaciones personales y estómagos vacíos tanto metafóricos como reales, pero sobre todo es un disco de rock, algo que -extrañamente- suena nuevo hoy en día. Porque suena ansioso y entusiasta, suena como el disco de un cantante que deja su voz romperse para sonar más seguro, no más fuerte, en la convicción de que hay un quebranto que hace a la solidez. Hambre es un disco importante, pero todos los discos de E.T. parecen y suenan importantes, el asunto es sólo cuanta atención pueda atraer hacia esa convicción y esa porfía de gallo comiendo tripa o lobo tironeando de un hueso con otro lobo que es él mismo. En todo caso hablar sobre Hambre es redundante porque es un disco que se cuenta a sí mismo, sin misterios, está ahí como un trozo de carne muy cocinada pero aún sangrante encima del plato. No sé cuál es el lugar de Hambre, una palabra que más que un contenido implica un vacío, una energía necesaria que cada escucha asimilará como pueda, menos como música de fondo.»
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